
La serie, miniserie, TV movie, como lo queramos llamar, narra tres historias muy distintas que, sin embargo, reflejan perfectamente en lo que nos hemos convertido. Puramente enganchados a la tecnología, nos hemos transformado en un muro en el que colgar lo que queremos que otros vean. Sólo eso. Todos somos pura fachada.
Black Mirror es bruta a más no poder. Es crítica, es insultante y es tremendamente adictiva. Demuestra todo aquello de lo que cualquier televisión huiría. Y eso es lo que hace a este nuevo producto tan atractivo. Perfectamente rodada, nos gusta y nos disgusta al mismo tiempo.
Este nuevo tesoro televisivo llega de la mano de Charlie Brooker, la mente que hizo realidad la imaginativa Dead Set. De llegar a España, lo hará a través de una cadena de pago. En una generalista sólo tendría espacio en la madrugada y muy poca gente se interesaría por algo así.
Este 2011 tiene sus días contados y, a última hora, aparece Black Mirror. la serie que tiene todos los ingredientes para gustar a seriéfilos, para encandilar al público que exige calidad y para adentrarse en el olimpo de las grandes ficciones. Todo esto, siendo discreta y sin llamar la atención. Puro drama.
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